Ser caleño, 1999

 

Ser caleño, 1999

Un sofa rojo ubicado a la sombrita en frente del MAM LA TERTULIA, fue el espacio donde entrevisté a unos 10 visitantes y transeúntes durante el día que duró el III Festival de Performance. Abordándo a quien pasara por allí con la pregunta ERES CALEÑ@?, invitaba a la persona a sentarse un rato conmigo y a responderme algunas preguntas sobre Cali. Tenía un cuestionario de unas 25 preguntas: Pregunté datos prácticos y turísticos, como medios de transporte y la ubicación de restaurantes, bares, parques, centros culturales, etc; pedí información económica, política y social, por ejemplo cómo había cambiado la ciudad en la última década con la caída del Cartel, cuales eran las zonas más lujosas y cuales las más deprimidas, etc.; y por último me enteré de cómo se relacionaba y como vivía cada uno a La Sucursal del Cielo, con la ayuda de un mapa les hice señalar recorridos, les pedí que me dibujaran la ciudad, me averigué si querían quedarse o marcharse y que les gustaba más y que menos de la ciudad.

El sofá y la mesita donde se encontraba el mapa y los esferos, fueron llenándose durante la jornada de dibujos, cervezas, colillas, notas, y se tornó en un espacio dentro del espacio público de conversación e intercambio (aproximadamente 30 minutos de sabrosa lora con cada uno) donde aprendí, conocí y recorrí una ciudad sin moverme de un punto geográfico. Si mal no estoy fue la única situación que se extendió durante mas o menos toda la jornada, y una de las cuales incitaba a los espectadores a una comunicación directa, en este caso con el artista.

Recuerdo todo con mucha alegría, una acción que no me puso nerviosa, mas bien relajada como si estuviera haciendo visita en la sala de mi casa con un amigo, toda la información fue grabada en audio, las palabras – la conversación fueron creadoras de imágenes, transmisoras de conocimiento y propiciaron una intimidad efímera entre desconocidos.